En las próximas elecciones municipales de Aguachica, Cesar, los votantes se encuentran en una encrucijada histórica: decidir entre el pasado y el futuro de su ciudad. En el rincón izquierdo del ring político local se encuentra Víctor Roqueme, un candidato que ha mantenido un estrecho vínculo con el jefe político del exalcalde Henry Alí Montes, cuya administración estuvo plagada de sombras de posible corrupción hace ocho años. Y, lo que es aún más relevante, ese jefe político es nada menos que el padre de Víctor Roqueme. Por otro lado, en el rincón derecho, surge Manuel Rangel, quien representa una oportunidad fresca y un alejamiento de la politiquera tradicional que ha estado sumiendo a Aguachica en un oscuro abismo.
Uno de los principales argumentos en contra de Víctor Roqueme es su estrecha relación con el jefe político del exalcalde Montes. Este último estuvo involucrado en diversos escándalos relacionados con el posible desvío de recursos, con el programa de Plan de Alimentación Escolar (PAE) como epicentro de la controversia. Recordamos con indignación las imágenes de niños con platos llenos en las manos, solo para que, una vez tomada la foto, les retiraran el plato y les proporcionaran una cantidad ínfima de comida. Contexto: https://www.semana.com/nacion/articulo/alcalde-de-aguachica-cesar-a-la-carcel-por-irregularidades-en-alimentacion-escolar/469741/
La duda sobre la posible corrupción en esa administración anterior aún persiste en la memoria de los ciudadanos de Aguachica, socavando la confianza en Roqueme y su equipo.
Sin embargo, la preocupación no se detiene en el pasado oscuro. Otra cuestión crítica que afecta a la ciudad es la extensión del contrato de alumbrado público, un otro sí de 20 años, que se llevó a cabo en la administración del exalcalde Henry Alí Montes, hace ocho años. Esta decisión se tomó sin una licitación sana y transparente, dejando numerosos interrogantes sin respuesta y, lo que es peor, una carga económica significativa para la ciudad. El pueblo de Aguachica se encuentra atrapado en una espiral de deudas a causa de esta prolongación del contrato, lo que limita el progreso y la calidad de vida de sus habitantes.
En este video se escucha como el exalcalde justifica esta descarada decisión: https://www.facebook.com/watch/?v=721577018376045
Lo que más desconcierta a la ciudadanía es que quienes en aquel entonces criticaban vehementemente ese contrato, ahora son líderes de la campaña de Víctor Roqueme. ¿Cómo es posible que hayan cambiado de opinión de manera tan drástica? Esa es una pregunta que queda sin respuesta, y es una sombra de duda que se cierne sobre la campaña de Roqueme. ¿Qué motivó a estos críticos de antaño a alinearse con quien representa la continuidad de un pasado turbio? Queda en manos de cada votante discernir.
En ese contexto, es importante recordar que la Procuraduría General de la Nación abrió una investigación al exalcalde de Aguachica, Cesar, Henry Ali Montes Montealegre, por presuntas irregularidades en la construcción del estadio de fútbol del municipio por $7.102 millones. Este episodio se suma a la lista de inquietudes que rodean la gestión de Montes, y es un recordatorio de por qué debemos elegir con prudencia y considerar cuidadosamente el futuro de Aguachica en estas elecciones.
Noticia: https://www.elnuevosiglo.com.co/nacion/investigan-exalcalde-de-aguachica-por-anomalias-en-contratos
Pero aquí radica el momento crítico, la oportunidad que los votantes de Aguachica no pueden dejar pasar. Elegir a Víctor Roqueme sería revivir un pasado de posible corrupción y malas prácticas, perpetuando una politiquera desgastada. Por otro lado, optar por Manuel Rangel representa la esperanza de un futuro mejor. Rangel simboliza una nueva oportunidad, un liderazgo comprometido con la transparencia, la ética y la rendición de cuentas.
Aunque quizás no comulguemos políticamente con Manuel Rangel, es imperativo reconocer que esta elección no se trata simplemente de preferencias personales. Es una decisión que puede marcar la diferencia entre la continuidad de malas prácticas que han dañado a nuestra ciudad y la posibilidad de un nuevo amanecer. Esta elección nos desafía a sentar una posición clara y firme, a no dejar en manos de la politiquera tradicional la dirección de Aguachica. Es una oportunidad para rechazar el statu quo y apostar por un futuro lleno de promesas y oportunidades.
Los votantes de Aguachica deben comprender que esta elección es una elección por el bienestar de la ciudad, y cada voto es una contribución a la transformación que tanto necesitamos. Optar por Víctor Roqueme sería dar continuidad a un pasado sombrío, mientras que elegir a Manuel Rangel es dar un paso hacia el cambio positivo que Aguachica merece. La decisión está en nuestras manos, y es hora de mirar hacia adelante y construir un mejor mañana para nuestra ciudad, no solo para el presente sino también para las generaciones venideras.